El presente capitulo va a ser el capitulo puente entre la década de los 80´s y los 90´s, y entre los dos viajes que realice a India en el año 1989 y el segundo en el año 1991, versa sobre el norte y aprovecharé para incorporar las pocas imágenes que tengo sobre Nepal, realizadas en una aproximación relámpago y comercial que realizamos junto con Encarna, Miguel y José dentro de nuestro 1er viaje a India.
Con Mario en Mussorie.
3-6 North India – Nepal
En mi segundo viaje a la India mi acompañante fue mi buen amigo Mario A., en esta ocasión me tocaba hacer de guía, abrir el camino por la experiencia pasada en mi primer viaje, solo que en esta ocasión intentamos alejarnos de los caminos hechos y transitados, de las rutas turísticas y la masificación, es la alternativa, recuerdo que en mi primer viaje habíamos conocido a un personaje vasco llamado Luis, una de esas personas entrañables, con sabiduría, y muchos viajes, que por las noches nos hablaba de experiencias pasadas en sitios increíbles de la India, tenia muchos km a sus espaldas y experiencia, me cautivo su persona y un viaje que realizo a las fuentes del Ganges, llamado Gangotri, su relato sobre aquel lugar a las faldas del glaciar Gangotri, donde nace el río mas sagrado de la India, esto quedo grabado en mi mente, y ese seria nuestro primer destino junto con Mario.
Solo tuvimos la mala suerte, de que un terremoto azoto una de las ciudades de nuestra ruta, generándonos muchas dudas en seguir adelante, no teníamos mas información que la del periódico en New Delhi, así que finalmente decidimos seguir el viaje a las fuentes del río Yamuna, que se encuentran a la misma altura un poco mas al este, emprendimos finalmente nuestro viaje, finalmente a lo desconocido.
Viajar con tiempo, sin fecha y sin rumbo, es una sensación extraña de libertad, de incertidumbre, te debates con tus miedos e inseguridades, pero afrontas el reto, tomas el camino, descubres otras maneras de vivir y empiezas a entender de otra manera, a relativizar las cosas, a relajarte y disfrutar del camino, a soltar lastre y posibles prejuicios, a abrir la mente, e India es el sitio ideal.
El trayecto podría llevarnos aproximadamente de tres a cuatro días nunca se sabe lo que puede pasar en los transportes públicos y precarios o desgastados. Nuestra 1º etapa de N. Delhi a Dehra Dun, mas de 15 h de autobús y constante trasiego de ocupantes y enseres, ciudades y paisajes, fascinante para la mirada, en nuestra segunda etapa continuamos hasta Mussorie, situado a 2000m de altitud, y primera etapa montañosa, mi compañero Mario y yo flipabamos de cómo iba cambiando la India en relación mas al sur, empezaban las montañas y el helor, Mussorie es como un refugio de montaña utilizado en la estación calurosa, nos hospedamos en el Hakman´s Hotel, un hotel colonial con cierto aire de decadencia a las falda de la montaña, preludio de la etapa que nos quedaba por realizar.
Nuestra 3º etapa hacia lo desconocido Jankichatti, subidos en un desvencijado minibús nos dejamos llevar como si en una montaña rusa nos encontráramos, Mario y yo nos mirábamos a la cara, y no teníamos palabras, o el miedo o el asombro, no nos dejaba pronunciarlas, pero aquel viaje fue alucinante, adentrándonos por la cordillera montañosa arriba, y descendiendo por preciosos valles, donde a lomos de aquel artefacto la vida discurría un tanto deprisa para poder registrarlo todo dentro de la gelatina sensible, así que me conformaba con disfrutarlo con mis ojos que a veces es lo mejor que debemos hacer, dejar que la cámara repose y disfrutar.
Finalmente después de muchos subes y bajas, valles y montañas, precipicios y barrancos, el viaje de 12h tocaba a su fin, como la luz del día que empezaba a tornazularse, lo desconocido se tornaba realidad, y Jankichatti se resumía en una U de chamizos de madera, y una edificación donde uno se podía alojar en un catre de tablas de madera a luz de una hoguera, empezaba la aventura….
Donde las guías no llegan lo mejor es fiarse de la gente local, nadie mejor que ellos saben lo que buscas o puedas necesitar, después de nuestro alucinante viaje y día, fue muy gratificante encontrarnos en este lugar con un guardabosques de la zona, que nos recibió con una buena ginebra seca local, que nos calentó de inmediato y despejo todo nuestro nerviosismo, sus palabras nos hicieron sentir mas relajados, ahí que ver que bien se habla ingles después de una ginebras… estuvimos comentando el trayecto que queríamos realizar hasta las fuentes Yamunotri, y no cedió a su Gourka, su guía para la trayectoria, ya que el acababa de llegar, y nosotros teníamos pensado salir al día siguiente, fue todo muy fácil y familiar, con mucha confianza, teníamos que reponer, y descansar, el trekking no estaría nada mal, Mario y yo nos miramos, y esta vez una sonrisa se nos dibujaba en la cara.
Antes de que despuntaran las primeras luces emprendimos el camino con nuestro Gourka, un personaje increíble con el que nos comunicábamos con el lenguaje del corazón y las miradas, los gestos y la sabiduría de ser un conocedor de su territorio, nuestra curiosidad era reciproca, y nuestro respeto también, el trayecto muy parecido al día anterior, solo que a pie, sintiendo el camino, el viento la fauna, y compartiendo con los moradores de las pequeñas aldeas que hay hasta las fuentes, se respiraba armonía y naturaleza, también una vida dura y de trabajo, nuestro ultimo largo fue el mas duro, los 4400 m de altura, se notaban especialmente cargado con todo mi equipo fotográfico, bueno una pequeña mochillilla que me impedía caminar mas aprisa, finalmente como un bebe terminamos turnándonosla, para así llegar finalmente a las fuentes del río Yamuna, un tanto exhaustos, lo que mas nos sorprendió, fue que por el camino adelantamos a una pareja de peregrinos de anciana edad, y que al poco de sentarnos a echar una bocanada de oxigeno, llegaron los dos ancianos con una fortaleza física, que nos dejaron asombrados.
Las aguas nacen casi a punto de ebullición, y el ritual de bañarse en las mismas, que es todo una delicia y placer, me dejaron la tensión por los suelos y el baño de bendición me dejo tan relajado que tardamos unos minutos en que recuperara el pulso, menuda pájara mas linda, luego el descenso fue como un paseo por el bosque del cuento de blanca nieves.
En los primeros viajes el nerviosismo, la incertidumbre, el miedo a lo desconocido, son sentimientos que me asaltaron, pero una vez puesto a caminar estos sentimientos se iban disipando, siempre me encanto intentar interrelacionar, y mas cuando compartes mas de 15H encerrado dentro de un autobús, al principio sueles ser el extraño, poca comunicación, pero bien entrado el trayecto todo cambia las relaciones se acercan, la experiencia y el viaje se comparte, y la comunicación se hace mas fácil, al igual que las imágenes, la sonrisa también es buen lenguaje para romper barreras.
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