Desembarcamos en el malecón de Morrumbene con
las primeras luces de la mañana, los días de Linga Linga quedaban ya en la
memoria, la siguiente escala Na Beira, 9h de distancia, tras largas horas de
espera en el cruce de carreteras a eso del mediodía pasaba el bus que me
llevaría a la segunda ciudad mas grande de Mozambique, el viaje en solitario
continuaba.
Beira posee uno de los mayores puertos de Mozambique donde desemboca la terminal
de tren y el oleoducto proveniente desde Zimbabwe. Su centro ciudad es mas
compacto que la capital Maputo, donde el corazón de la ciudad nace en la Praça, desde donde se
encuentra toda la actividad comercial, bancos, tiendas, supermercados, correos,
locutorios, cafés y restaurantes, sus edificaciones con un viejo
estilo mediterráneo dan a la ciudad cierto aire de glamour pasado de tiempo,
una ciudad donde perderse al menos un par de días vale la pena. El tiempo
sosegado del Café Capri, los compañeros de gremio apostados en los alrededores
de la oficina de Correos, a la espera de clientes con necesidad de realizarse
un retrato de identidad o una foto de recuerdo, los paseos por los malecones del
puerto, las luces, el tiempo.
Después de compartir unos días en compañía, dias
de risas, baile y descanso con los amigos de Linga Linga y mis amigas de
Valladolid, cierta desazón y soledad me asaltaba en Na Beira, una sensación que
se repetía tantas veces, tantos viajes, que a veces me solía preguntar ¿Qué
hago yo aquí?, pregunta que me perseguía desde Etiopía, y a la que todavía no
le encontraba respuesta, ante los síntomas de nostalgia que me invadían, solía
enfundarme las cámaras, y salía a pasear y mirar, a disparar y dialogar, enseguida
todo tomaba sentido y se disipaban los pensamiento de tristeza, tomaba el valor
suficiente para mirar el camino hacia delante y continuar, rumbo norte, a lo
mas norte.
Y vuelta a Maputo.
Tipografías de Beira
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http://es.wikipedia.org/wiki/Beira_%28Mozambique%29