Una nueva década estaba a la vuelta de la
esquina, nuevos proyectos asomaban su cabeza, las tecnologías irrumpiendo
claramente en nuestras vidas, la sensación de cambios inminentes, antes de que
todo eso sucediera tenía de nuevo la necesidad de volver a viajar y cargar de
nuevo esa burbuja de oxigeno vital, así que entre octubre y noviembre del 1999
y febrero de 2000, realice lo que sería hasta aquel momento mi último viaje por
el continente africano, continente que me tenia cautivado, casi embrujado,
aunque también sentía tras mas de una década de viajes que algo en mi interior había
cambiado. Una necesidad de cambios, de una vida diferente, también los viajes
conllevan algo de rutina cuando se van prolongan en el tiempo.
Pero todavía había sitios que deseaba conocer y viajar, mi destino sería
Mozambique, un país con una historia dura de luchas y colonialismo, y mas tarde
de guerra civil, me atraía conocer los escenarios toda aquella contienda.
Fue un viaje no exento de complicaciones, y también
de muy buen rollo, solo que el comienzo fue a traspié, para que me saliese
bien la cosa económica, decidí volar con la British vía Londres a Joanesbourg en Sud África,
desde donde pillaría el tren dirección Mozambique – Maputo. Tenia entendido que
Joanesbourg es una de las ciudades mas peligrosas del mundo, y así lo fue, nada
mas llegar me hospede en un hostel dentro de un barrio alejado del centro y
bastante anodino, la vida mas cercana se encontraba concentraba en un
Mallcenter, donde tenia que caminar por un bulevard donde en todas las vallas
electrificadas de las casas rezaban las siguientes señalizaciones, valla
electrificada, respuesta armada; bueno ya iba dándome cuenta un poco del
ambiente de inseguridad que respiraba esta ciudad. Por la noche planifique mi
siguiente día, donde la única actividad que tenía consistía en comprar el
billete de tren en la
Central Station, y descansar, pues allá me fui, decidí andar
con las manos en los bolsillos y dejarme todo el equipo fotográfico en el
hostel, cosa que fue providencial, ya que nada mas comprar el billete en la Central Station,
en pleno centro de la ciudad de Joanesbourg, calles llenas de gente,
vendedores, comerciantes en la aceras, decidí nada mas salir hacer una llamada
a casa y comentarles que todo iba bien, el viaje, en fin todo ok, justo nada
mas pagar la llamada a la señora que estaba con un teléfono sentada en la
calle, me gire y tras dar dos pasos, vi unos movimientos sospechosísimos de un
grupo de 4 personas que me acorralaron, y mientras el de delante me impedía el
paso blandiendo un cuchillo de cocina en sus manos, (dios mío, esto no puede
estar pasándome a mi), los otros por detrás como buitres carroñeros me
desgarraban los bolsillos de los pantalones procurando dejarlos bien vacíos, mientras
yo intentaba que no me asestará ningún cuchillazo, y se llevaran el fajin que
llevaba debajo de los pantalones con los billetes el passport etc, en una de
ellas sentí que el cuchillo impactaba sobre mi ingle, una vez consiguieron el
botín de mis bolsillos, salieron todos corriendo, dejándome solo de nuevo con
los pantalones desgarrados, el fajin en su sitio, y un ligero punzamiento. Eche
a correr y en el primer taxi que encontré me metí en él, directo al hostel, con
una especie de rara sensación, y un agujero de tres puntos de sutura en mi
ingle, que resolvieron con hilo y aguja en un centro medico mas tarde.
¡Empezaba bien el viaje¡, una especie de inseguridad me asaltaba ya que me
quedaba mucho por recorrer, pero aun así tenia ganas por continuar adelante, al día siguiente
tenía que volver al lugar del incidente de nuevo y pillar aquel tren, pedí al
conductor del taxi si me pudiese acompañar hasta el andén, cosa a la que
accedió súper amablemente, una vez allí comenzaba el viaje de veras, solo que
esperaba que todo fuese a mucho mejor, mi única preocupación sería en las curas
y quitarme los puntos una semana mas tarde.
Durante el trayecto en tren otros pasajeros
Mozambicanos comentándoles mi incidente, me decían que a ellos les trababan
igual, no era una cuestión de color de piel, sino una cuestión de pobreza y
desigualdad.
Una vez en Maputo, se me descubría una ciudad amable,
a medio terminar, pero con un ambiente totalmente diferente al que se respiraba
en la ciudad de donde venia, me encanto su arquitectura, impregnada de los países
socialistas, mezclado con el art noveau, los grandes murales donde se
representaban las grandes hazañas de la liberación del colonialismo FRELIMO y
Samora Machel, una ciudad donde se respiraba mucho arte revolucionario.
Maputo: la capital africana del arte y el mantel
Es una ciudad perfectamente imperfecta. Huye de
tópicos, de complejos y ataduras: Es una ciudad abierta y culta.
Irreverente, contestataria, orgullosa, viva... La África del siglo XXI
sin perder su esencia. Fuera estereotipos, una ciudad del siglo XXI.
articulo publicado en : http://www.ocholeguas.com/2013/04/03/africa/1364981091.html
more info: http://es.wikipedia.org/wiki/Maputo
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