Linga Linga esta situada en una estrecha
peninsula de la Bahía
de Inhambane, desde donde solo se puede acceder con bote desde Inhambane,
Morrumbene o Barra, un lugar con magia, donde uno solo se podía hospedar en un pequeño
resort construido de cabañas a base de las hojas de las palmeras trenzadas y
cuatro palos que lo sostienen todo (hoy día la oferta ha crecido), un lugar básico y paradisíaco, donde
reinaba la calma, ideal para el relax y las tareas diarias, baño, caminata,
baño, lectura, siesta, mas baño. Un lugar sin tiendas, ni locales, nada más que
el sol, el agua y la arena.
Nada más llegar con mis amigas españolas, nos
presentamos ante los demás huéspedes (backpakers todos), con los que
compartiríamos unas semana inolvidable, los dos personajes que mas me llamaron
la atención, fueron un chico alemán que había comprado un barco de vela en
Ciudad del Cabo (Sudáfrica), había hecho un curso de patrón, y pretendía
remontar toda la costa este africana, hasta llegar al mediterráneo, quede
fascinado por su aventura, un tipo interesante, también había una alemana
impresionante llamada Katrin, nunca supimos demasiado de ella, tan solo que pasaba
el tiempo en Linga Linga, mas tarde supimos que tuvo que marchar pitando
a su país, por que la picadura de un pez en el talón mientras se bañaba, le produjo una infección que casi tienen que amputarle el pie. Me acuerdo perfectamente de ella, porque fue mi ángel salvador el
día en que tocaba sacarme los puntos de sutura en mi ingle, tras varios
intentos en solitario en los que se me subía la sangre a la cabeza casi desmayándome
al tirar del hilo y las tijeras en la otra mano, finalmente mis amigas tampoco
se atrevieron y fue Katrin, con alguna experiencia en Alemania, quien sin pensárselo
dos veces, me aconsejo que me relajara y tomara una postura horizontal y cómoda,
y en un tris tras, saco los puntos sin enterarme, en ese momento había
terminado mentalmente mi percance en la Central Station de
Johanesbourg. El relax y la tranquilidad fue nuestra filosofía resto de los
días.
Días de pesca y tiempo, ya que los alimentos
se proveían al ritmo de las barcas que iban y venían, la lista se preparaba el
día anterior para al día siguiente, para según los alojados traer mas o menos
alimentos, la placa solar sostenida con una caña iba rotando manualmente en la
dirección del sol, cargaba la batería que por la noche daba luz al radiocasette
donde Bob Marley sonaba sin parar, y la única bombilla que alumbraba el lugar
de la barra, los candiles de petróleo daban luz a los pequeños corrillos que se
formaban entre los viajeros y los visitantes locales que se paraban a tomarse
un refresco y conversar por unos instantes.
Los días pasaban, mis amigas de Valladolid
tomaban rumbo sur a Maputo, y a mi, me quedaba todavía mucho que recorrer, el
norte me estaba esperando, nuevas vivencias, nuevos lugares, nuevos paisajes, y
al regreso siempre podía reservarme unos días para pasar por Linga Linga, como
así fue.
more info: http://www.madbookings.com/mozambique/holiday/linga-linga.htm
Saludos mi estimado Vicente, muchas felicidades, excelente serie, abrazos.
ResponderEliminarGracias e igualmente querido amigo Martin Barrios , gracias por tus palabras, y mis mejores deseos desde Alicante.
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