Hay ciudades que te cautivan nada mas dejarse
caminar, Lisboa una vez mas me hizo viajar en el tiempo, quizás a una España
hermana años atrás, y una vez más, que cerca pero tan lejos, este país hermano
al que siempre hemos vivido tan a las espaldas, y con quien tenemos tantas
cosas en común, Portugal.
Solo
el sonido azucarado de su lengua es para dejarse enamorar, junto con sus pateís
do Belém, aspirando el aroma de un cafecinho. Los callejones empinados, la
humedad junto con las grietas en las paredes forman mapas de mundos imaginarios
por navegar, Lisboa rezuma historia, melancolía, como me fascinan las
ciudades con cierto aire de decadencia, de historias, de música y poesía.
Efectivamente, Lisboa cautiva. Tiene algo especial. Buenas fotos.
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