A finales de los 90 seguía fascinado por la fuerza
del continente africano, solo pensaba en
conseguir algo de plata para volver a viajar una vez más, en el año 1997 leería dos libros que
avivarían una vez más esa pasión por los viajes y la
fotografía, "África de Cario a Cabo" de Enrique Meneses y "El Sueño de África (En busca de los mitos blancos del continente
negro)" de Javier Reverte, ambos fueron un descubrimiento para mi, cada uno con su
estilo, ese mezcla de aventuras e historia, su
literatura de viajes me cautivo rápidamente,
donde ambos realizan un viaje por el centro de África, uno en busca de una chica Nuer que vio en una foto en el National Geografic, fantástico Enrique Meneses (siempre en la memoria), y el otro Javier Reverte hace un viaje a través de los lugares por
donde pasaron los primeros exploradores blancos, (unos más exploradores que
otros, más colonizadores) a finales del siglo IXX, una vez mas la literatura
encendió la mecha, y quise sentir los caminos antaño recorridos por los grandes
aventureros, D. Livingstone, John H. Speke, Richard Burton, H. Stanley, también
las imágenes de un numero antiguo de Altaïr sobre Ethiopia, las ciudades en el Norte
y sus tribus del sur, un gran contraste de culturas, tendrían en mí su
influencia a la hora de decidirme, finalmente acabe aterrizando en Addis Abeba
unos meses más tarde.
Nada más llegar me instalé en un hotelito de la parte alta de la ciudad en la zona de Piazza, nombres legados por los italianos durante su ocupación, el día era gris, y la lluvia no dejaba de arreciar, en el cafetín de enfrente del Hotel Baro, conocí, quedando yo muy sorprendido por su perfecto Castellano, a Teddy Milash, un personaje que me puso al día rápidamente, me contó que aprendió su Castellano en Cuba, durante los años 13 años que pasó, formándose en un convenio de intercambio entre gobiernos comunistas, una vez en su país montó una agencia de viajes alternativa, para introducir a los viajeros en el sur de Ethiopia, disponía de una par de 4x4, interesante cuando ibas en grupo de 4 a 6 personas, me resultaba carísimo asumir todo el gasto, de todas formas estaban ocupados con un grupo de españolas de Salamanca y Valladolid, así y todo me aconsejaba que las persistentes lluvias en el sur hacia casi imposible discurrir por los caminos, aparentes ramblas secas que pronto se convertían en caudalosos ríos furiosos.
Fue muy grato conversar con el, una gran
persona, me paso la mejor información sobre las diferentes opciones, el este,
el norte, el oeste, sin prisas me deje llevar por aquella ciudad un tanto
retro, y naïf.
Al calor y la hospitalidad de los chinches del
hotel Baro, acabé decidiéndome por empezar por el Este, hasta la ciudad de Harar,
un viaje de trenes por la única vía ferroviaria del país y autobuses para
regresar al punto de partida , Addis Abeba, todo este trasiego inicial y de
adaptación hizo que permaneciera tres días en cama a causa de una especie de
golpe de calor, una vez recuperado decidí emprender el recorrido por el norte
del país, las Ciudades Míticas, viajando por los destartalados caminos del
norte, desembocando en las cascadas del Nilo Azul.
Una vez mas de vuelta en Addis A. y con las
últimas noticias del grupo de Teddy Milash, Carmen, Inés me aconsejaron que
pensará en viajar al sur en otro momento, otro año, ya que había sido toda una
odisea viajar para ellas entre fango y caminos intransitables. Viéndolo claro
una vez más, decidí dedicar la ultima semana y media que me quedaba para viajar
por el Oeste, un australiano que también se hospedaba en el Baro, me aconsejo
el viaje, acababa de llegar de allí, me sedujo su historia sobre los Nuer y
Anuak provenientes del Sudan y Kenia, asentados en la frontera, exiliados de
conflictos, al día siguiente, temprano, muy temprano, 5am, como se viaja en
Ethiopia, de sol a sol, partí rumbo Matu, primera etapa de los últimos días de
mi primer viaje por este solitario y fascinante país.
Tuve que esperar casi un año para retomar de
nuevo el viaje y explorar las salvajes tierras del sur, pero eso ya lo contaré
más adelante.
Los siguientes capítulos se crearon en forma
de diario de viaje, para el montaje del audiovisual; Ethiopia “ El León
Africano”, con la ayuda de Javier Santos Asensi en la adaptación de los textos,
compilados de los libros “El corazón de las tinieblas” Joshef Conrad (Alianza
Edi.), “Por los caminos perdidos de África” Javier Reverte (Arete), “African
Ark” Carol Beckwith & Angela Fisher (The Harvil Press London), “Guide to
Ethiopia” Philip Briggs (Bradt Gides), y de las experiencias vividas durante el
viaje.
1.9 ETHIOPIA (central)
Intro
Asomarse por una ventana rota, la curiosidad,
la necesidad de descubrir el mundo mas allá, asombrarse de todo lo que acontece
a nuestro alrededor.
La fotografía, la pasión y la libertad, me han
llevado a los viajes, los viajes empiezan siempre mucho antes de ser viajados,
nos acercamos a la semilla muchas veces de la mano de la literatura, pero
también de las imágenes, Cultura, lugares y personas diferentes la hacen
germinar, desde ese momento nuestra imaginación empieza a viajar, se aviva la
curiosidad y la necesidad de volar. Los viajes son la huida de lo cotidiano y
la rutina, pero en esa huida nos enfrentamos a lo desconocido, a nuestros
propios miedos y contradicciones, al coraje, al reencuentro, con uno mismo.
“Ser de nuevo ese pájaro libre y sin identidad” “escribir (fotografiar)
sobre los demás, y tratar de comprenderlos, es de alguna manera la forma de
acercarme a mí y entenderme un poco mejor”, desde el respeto, la ternura y el
cariño. (Por los caminos perdidos de África- Javier Reverte)
-a. Addis Abeba
Addis Abeba la flor nueva , a la tarde, la luz
se torna mágica y realza los perfiles de las siluetas, siempre que uno llega a
un nuevo sitio se siente un tanto perdido, haciendo camino intento hacerme una
idea de como es esta ciudad, parto de un hotelito situado en la zona alta de la
ciudad en Piazza, en las calles se respira el aire retro de sus fachadas,
automóviles destartalados y viejos circulan sobre un perfil de ciudad un tanto
inacabado, los niños juegan al fútbol en Piazza, las parejas pasean y los
cafetines se ponen a rebosar a la hora de la merienda. Mas abajo el barrio Mercato, uno de los mercados mas grandes de África,
una maraña de chavolas concentradas en gremios, desde las especias hasta los
repuestos de coches, pasando por el reciclado de cualquier tipo de material, o
los sastres, las frutas, las verduras, todo lo imaginable en la African way of life, se
puede aquí regatear, y negociar, siempre me gustaron los mercados, espacios de
vida, sudor, fisicidad, color, humanidad, olor, y demás sensaciones, los
mercados como espacios de vida e inte-relación.
http://www.globeholidays.net/Africa/Ethiopia/Maps3.htm
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